Los riesgos de la fotografía de viaje


Los Riesgos de la fotografia de Viaje. Parte I.


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Los riesgos no son los que nos cuentan: no nos va a devorar un tigre y es poco probable que te atraviese la lanza de un salvaje. "Salvaje" que, por cierto,  ya no usa lanza, sino "Kalashnikov",más limpio y seguro; que en eso la sociedad de consumo también ha hecho lo suyo.

Unas veces consiste en tomar té en unas tazas de dudoso aspecto - por decirlo de una manera elegante- y de color poco tranquilizador. Otras en recibir "Agua Bendita" del Ganges en plena cara. Las más, transladarte en unos taxis oxidados que no conocen lo que es una inspección técnica.



En este viaje he tenido suerte: no he tenido que ingerir "Prasat" (el dulce alimento que te dan en los templos como máxima bendición), tampoco compartir el plato de unos trabajadores en las minas de sal  (es interesante ver el nivel de higiene de las vajillas en determinados lugares de esta parte del m undo).

He decidido elaborar  un catálogo de posibles elementos de riesgo para viajeros/fotógrafos todas ellas,  sin duda, de enorme interés para las compañías de seguros. El orden no implica jerarquía de riesgo...

El Rickshaw.- Este vehículo  es el modelo ecológico por excelencia. Tracción humana, carricoche tirado por una bicicleta: mezcla combustible de sudor esfuerzo y hambre. El único en el que -por el momento- he tenido un accidente con alguna, pequeña , consecuencia.  No contamina, gasta poco. Su escasa velocidad hace que cuando colisionas con otro las heridas sean siempre leves. El riesgo es la herida producida con cualquier parte del mismo, siempre perfectamente oxidado y sucio.

Los he visto en Cuba y en toda Asia.  Ninguno me deja indiferente, pero reconozco que  en Varanasi es donde más ternura y tristeza me producen el repetir con algún conductor de vez en cuando. Siempre  los cojo con preferecia a cualquier otor. Son los que más necesitan trabajar, los más débiles, los más esforzados.

Una clienta americana - ahora amiga-  de Nomad Expediciones me preguntaba hace un par de semanas, en Varanasi: " Me pregunto de donde sacan las fuerzas para llevar esta carga, con este sol, día trás día."
Resolví sus dudas: "Es simple" - dije- "El incentivo es de una eficacia demoledora: si no trabajan hoy no comen mañana. Ni te imaginas la fuerza que el miedo al hambre produce..."

El Tuc-Tuc -  Es la combinación perfecta entre modernidad y clasicismo. Un triciclo con motor de moto. Una sofisticada máquina de producción de gases. Magníficamente tóxicos.
Vehículo inestable, rápido, cuajado de elementos metálicos, protuberancias, plásticos. Habitáculo soñado para generar clientela a los traumatólogos. El más relevante y eficaz elemento de seguridad lo ofrecen las diversas estatuillas  de Krishna, Ganesha y amuletos que cuelgan del espejo retrovisor central o pegados sobre el parabrisas de plástico. Los más cautos añaden alguna que otra estampilla de Shiva quien, como todo el mundo sabe, junto a su mujer Parvati, es extraordinariamente eficaz sorteando objetos de tráfico.

El "Prasat".- Bendición con forma de alimento para el visitante (no turista) ofecida en los templos induistas y shijs. Se ingiere por via oral. Unas veces realizado con una pasta de almendra, agua y leche . Otras, simplemente, unas hojas y flores depositadas en el suelo, cerca de un "Lingam"(Objeto/ídolo religioso), bañadas en una agua de dudosa procedencia. Recordaros para vuestra tranquilidad que ese suelo está limpio: los fieles que lo pisan no pueden entrar calzados. Los únicos restos que se depositan en él son los que arrastran los calcetines o los pies desnudos (sic).

El té.- En variedades. Unas con leche, otras tal cual. Casi siempre hervido en unos recipientes negruzcos. El líquido, al ser hervido, parece que no presenta riesgos relevantes. El recipiente -a veces taza, vaso otras el propio plato, es otra cuestión.
Si tienes suerte y estás en una situación excitante, alguien te invita a un "Chai". La última "situación excitante" fue en la cantina de una fábrica de ladrillos en Nepal. Una casamata erigida con retales de chapa de Uralita. No te preocupes: los vasos han sido cuidadosamente lavados en la misma palangana de agua estancada en la que se ocupan de los platos. Te sientes en casa, como si estuvieras un un chiringuito playero de la costa levantina. Luego, máximo detalle con el viajero, te invitan a un huevo duro, bañado en una agua (¿agua?) de sal. Este es el momento en el que quieres confiar en la ciencia moderna y las vacunas que llevas encima (por cierto, ¿cuando fue la última que me puse del cólera?).